Quizá mis miedos (billetes para el Transiberiano)

21 07 2009

Sueño con Rusia. Todas las noches desde hace unas semanas. Desde que alguien leyó mi sino como se cuentan los años de un árbol. Alguien agachó la mirada y negó con la cabeza cerrando de golpe todas las puertas. Sueño con Rusia y las grandes extensiones en las que seré muy pequeña y mis preocupaciones poco importantes. Sueño con Rusia porque allí no seré yo. Allí seré una lente que observe, unos ojos tras el cristal, un cuerpo más recorriendo la noche, una mochila bajo el cielo gris. Sueño con Rusia para cuando no pueda ni soñar porque el dolor me despierte y tenga que morderme los nudillos para no chillar.

…quizá un día te dejes abrazar por mis miedos. Y te avengas a un reino sórdido de quemazón y huesos rotos. Quizá un día todos mis miedos te acunen en una nana suave y llores estas sábanas entumecidas de dolor. Quizá vayas y beses el acero helado de mis andamios. Quizá lamas los radios de mis ruedas con pasión. Seré como el Vasa, gigante e inmóvil, atracado en mi puerto de origen. Yo también pienso estar aquí mirando el techo por los siglos de los siglos. Después de amontonar todos kilómetros en mi espalda.

Sueño con Rusia y creo que me estoy obsesionando. Voy más allá de Rusia en un pestañeo. Antes siquiera de abrir los ojos he pensado esta mañana: «Este dolor es una jaula». Eso me convierte a mí en pajarillo, en un batir de alas a ratos ansioso, a ratos melancólico. Pero en ese momento sólo pienso que el dolor que me ha despertado es una jaula muy lejos todavía de Rusia. Mi mente lúcida y mi alma ansiosa subliman todos los hermosos destinos en pos del quejido mortal que me vertebra. Que me recorre como un relámpago helado al sentarme en la cama. Me resisto a abrir los ojos, venzo por unos segundos la curiosidad de descubrirme, vulnerable y raquítica. Con las raíces muertas que me atan al suelo, con la sangre coagulada en los tobillos y las venas azules que abultan bajo la piel.

…quizá mis miedos serán los que hagan girar el engranaje una vez más y salga vapor de mis lacrimales. Son mis miedos los que leen con avidez los libros que prometen áridas extensiones, no yo. Son mis miedos y no una vacía búsqueda de plenitud y expectativas los que ahorran las monedas para invertirlas en un tramo más del tren. Son mis temores los que mariposean entre los nombres desconocidos y sonoros  (Ulaan Bator, Novosibirsk, Baikal, Irkutsk, Vladivostok, Tarskaya…)y los susurran entre dientes antes de dormir. Quizá miedos le ganen tiempo al tiempo en los siete husos horarios que guardaré en mi mochila. Quizá mis miedos hagan que cuando cierre la puerta del vagón, empieces a echarme de menos.

Desde Rusia (a Pekín) con amor


Quizá entonces, después de todo, esos serán también tus miedos.


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3 responses

21 07 2009
Señor A

Cuidado con Baba Yaga mí querida compañera.
La maldita bruja se pasea por las noches rusas en su mortero, provocando el llanto de los niños y el odio de las madres.
Rusia es un país extraño, si señor.

27 07 2009
nomada

Las preocupaciones no se encogen con el paisaje. Y uno no es más uno que cuando sólo esta consigo…

30 07 2009
Ahora soy Luz...

Y ahora no me queda otra que dejarte una de esas citas mágicas, guardadas en mi memoria como tus sueños de Rusia: «Los que sueñan despiertos, ven cosas que se les escapan a los que sólo sueñan dormidos» – Wols –
Es posible que tus sueños despiertos te alejen del dolor, te entreguen la valentía suficiente para amar sin tener miedo y darte permiso para permitir que el guerrero te ame. También hay brujas en la luz, recuérdalo.

Un abrazo grande

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